Es para equipo de la Liga de Balompié

Xochitepec, Morelos- Un equipo quiere como plaza el estadio de la Unidad Deportiva “Mariano Matamoros” de Xochitepec, pero a pesar de tener más de treinta días en la lista de espera para ingresar al grupo de equipos que formarán a partir del próximo mes de septiembre, la lista oficial de la nueva Liga de Balompié Mexicano, la sede del estadio sigue sin encontrar una respuesta al respecto.

Lo que señala el coordinador municipal de deportes de Xochitepec, que “hasta la fecha no se tiene una respuesta, ni afirmativa ni negativa, pero por parte del comité directivo, quienes analizan las alternativas para conformar el nuevo conjunto futbolero de México”, lo señaló el profesor Carlos Téllez, coordinador de las actividades deportivas.

“Estamos esperando una respuesta oficial, sabemos que es muy complicado por las condiciones que solicitan para cumplir un cuaderno de cargos, sin embargo, se han cumplido la mayor parte de los requisitos y estamos trabajando para cubrir los mínimos, en común acuerdo con los directivos de la liga”, explicó.

O sea que todavía está en espera el poder confirmar con el equipo su participación en el torneo de la Liga de Balompié Mexicano, ya que bien se pueden cumplir todo lo que se pide en el cuaderno de cargos de la nueva liga de futbol.

Tanto el estado de Morelos y las sedes como el estadio “Mariano Matamoros” que fue sede de los Colibríes, son tomadas en cuenta y también, se deberán ser tomadas para su participación ya que tienen un grande historial y aportación a través de los años, es sin duda una plaza netamente futbolera y así lo revelan los años que han pasado y sus cientos de anécdotas con los equipos y clubes que han militado prácticamente en todo el suelo Tlahuica, aseveró.

El plazo para presentar al equipo con todos los requisitos aún se tiene, pero deberán acelerar los pasos ya que es conveniente para levantar un poco la economía de la región, además futbolísticamente también ante la desaparición del ascenso de Zacatepec que pudiera pasar desapercibido.

Por Roger Mixcoac