PUENTE DE IXTLA, MOR.- Los Alacranes del Puente de Ixtla ganaron 2-1 a los Linces de Tlaxcala, en cotejo de la cuarta división, en el estadio Lino Espín Aburto, con goles de Jared Sebastián Miranda y José Andrés Aponte, lo que demuestra que se tiene capacidad, pero la negligencia de Julio Espín Navarrete al no pagar los registros a tiempo, por poco deja al margen a este conjunto del campeonato, aunque le hizo daño, dado que esa situación desanimó a los jugadores que no tuvieron un buen arranque, pero gracias al trabajo de José Luis Ocampo, los chamacos ya se enfilan a la liguilla final.

Ahora el conjunto va por buen camino, pero hubo días difíciles, y muchos engaños, “que si Julio Espín ya dio el dinero, que si lo tiene uno o es otro el portador”, el caso es que era mentira, el dinero para el pago de las credenciales lo dio hasta que quiso, y fue por la presión que se hizo sobre él; “su información –le dice al reportero el entrevistado- fue fundamental, de lo contrario quizá estaríamos en casa, los muchachos jugando en el llano, y todo porque el diputado no quería soltar la lana, y siempre la tuvo, pero no quería, hasta que quiso y fue en el último día para saldar la cuenta en la cuarta división”.

Sobre el partido, el conjunto ixtleco pasó penas para salir con banderas al aire, y en el lapso inicial se llegó al descanso con la igualada sin anotaciones, pero, en la segunda parte, las cosas fueron distintas, logró salir con banderas al aire, se fue adelante en los cartones, pero los visitantes tuvieron la fuerza para alcanzar la igualada, y hasta el final se dio el tanto de la diferencia y con ello los tres puntos se quedaron en casa, y se sigue a la caza de los puestos de honor, porque se quiere estar en las finales, es el primer punto, y desde ahí se busca ascender a la tercera, como lo hicieron los Artilleros del Cuautla en el torneo pasado, y ahora están en la tercera, por la vía deportiva, sin tener que comprar la franquicia o pedirla prestada, sino ya con todos los derechos, y se está cerca de entrar a las finales.

Por Ignacio Cortés Morales