CUERNAVACA. Todo un éxito en la carrera en beneficio de las personas con autismo, la cual se llevó a cabo ayer por la mañana, en la ciclopista de la colonia Río Mayo, bajo la organización de Ernesto Espinosa y Anselmo Odriozola Mirón, quienes contaron con el respaldo de los cuerpos de seguridad de siempre y el respaldo de la sociedad que se volcó para apoyar esta noble causa, y a la que seguirán otras, dado que los dos que están al frente son personas con alto sentido de lo social y la generosidad.

El objetivo era contar con 500 participantes, el entusiasmo se desbordó, y la mayoría no llegó para buscar ocupar los primeros lugares, sino con la sola idea de respaldar la competencia, para lo cual ya estaban registrados o buscaron estar en la justa, como fuera, la idea era cooperar y la generosidad de la población se volvió a poner de manifiesto, así era, así se dio, ante la autoridad ocupada en otros menesteres casi siempre, y así ha pasado en la historia nacional, dejando a otros lo que es su obligación.

El evento fue un éxito, así se esperaba porque la organización fue altamente positiva, todos los que estuvieron involucrados cumplieron, se vio desde el principio, se reiteró en la junta previa, en conocido lugar de la capital morelense, en donde llegaron autoridades, pero ya estaba todo resuelto, y salvo las de protección civil y las de salud que hicieron su aporte, las otras no hicieron gran cosa, no era necesario, Anselmo y Ernesto, se habían encargado de todo lo relacionado con la competencia con eficiencia.

Ganadores

En cuanto a los ganadores, en la distancia de los cinco kilómetros, en la rama varonil, se tiene a David Tabares, Julio César Morales y José Acierno, mientras que en la libre, con diez kilómetros, también en la varonil, Esaú Vidal, Aldo Galeana y Luis Cerón, ellos triunfaron en la competencia, aunque a todos se les entregaron reconocimientos, medallas, y la conciencia de hacer algo por las personas con autismo que tanto lo necesitan, y no esperaron a que la autoridad actuara; la autoridad tiene otras ocupaciones.

Por Ignacio Cortés Morales