CUERNAVACA, MOR.- César Arturo Ramos Palazuelos irá a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Brasil, siendo el último de los silbantes surgidos de la delegación de árbitros de fútbol de Morelos, bajo las órdenes de Francisco Alva Meraz, antes de que echara por la borda el esfuerzo y logros, el empresario perredista, Jorge Arizmendi García, lo que se dio a conocer hace unos momentos de personas conectadas con el sinaloense.

Así las cosas, sólo falta el comunicado oficial, pero se está en posibilidades de adelantar la noticia de que el sinaloense, radicado en Morelos desde hace muchos años, en donde se formó como árbitro, hasta llegar a tener el gafete de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), con lo que se dirige hacia el mundial de Rusia con todos los honores, en caso de que haga las cosas de acuerdo a su calidad que es indiscutible, lo que muestra casi siempre, hasta que se encuentra en la cancha con las Águilas del América, en donde se le indigesta el conjunto, pero en lo demás, es un excelente árbitro, lo ha mostrado en donde se para, con presencia, conocimiento de las reglas de juego, con criterio y gran condición física.

Es, quizá, en cuanto al criterio, en donde le llega a fallar, dado que, deja la impresión de estar más al pendiente de lo que le dicen en el aula, en las charlas, que en lo que sucede en el terreno, y quizá, en ese afán perfeccionista que le acompaña, que no logra despegar, pero se espera que, lejos de las recomendaciones que se tienen en los estratos oficiales, se pueda volar y estar dentro de los estándares internacionales que le permitan seguir acumulando puntos para llegar a los mundiales, y, por su edad, es un hecho que puede estar en tres mundiales, superando a Arturo Brizio Cárter, quien, sin duda, es el mejor silbante mexicano de todos los tiempos, aunque Armando Artchundia Téllez haya tenido más partidos, pero la calidad de Arturo Pablo es superior al timorato Armando Benito, pero a la FIFA le parecen sensacionales los timoratos, los que se arrugan a la hora de tomar decisiones reglamentarias, sin importar el uniforme que se porte, y de quién se trate

Por Ignacio Cortés Morales