CUAUTLA, MOR.- Con triplete de Johan Navarrete y primer tiempo de 1-0, el cuadro de los Artilleros del Cuautla ganaron 3-1 al Ixtapaluca, en el estadio de la unidad deportiva de esta ciudad, dentro del campeonato de balompié de la tercera división, en duelo en el que se llegó a correr peligro, como que los visitantes, en el inicio de la segunda parte, se pusieron a la par, con el 1-1, pero después los locales enfilaron hacia la victoria y la lograron con cierta comodidad para llegar a 11 guarismos, y sus rivales se quedaron estancados en seis, aunque con sólo cuatro duelos, y los cuautlenses cinco.

En el encuentro, los tlahuicas salieron a la cancha con la disposición de encontrarse con la victoria, dado que sería lo único que permitiría seguir en la zona de calificación, y al paso de los minutos se fueron encontrando con los espacios para hacer goles, se logró llegar al área enemiga y se supo concretar el 1-0 antes de irse al descanso, por lo que en el segundo se tomaron las cosas con confianza, con todo y que el rival conquistó el 1-1, en un descuido, pero cko estaban las cosas, era evidente que los tlahuicas podrían con el paquete, y así se dio, cayó el 2-1 y con ello se abrieron los espacios para que se diera el tercer tanto que cerró la cuenta, se dio carpetazo al asunto y quedaron los tres puntos en las alforjas, con lo que se dio que se cumplió con la misión para las huestes de Rodolfo Mejía Villanueva, que van al alza, después de un principio incierto que ya se superó.

Juegos próximos

Para los cuautlenses se tienen encuentros de verdad complejos, dado que el sábado se visitará al Selva Cañera, y dentro de 15 días se le harán los honores a las Águilas de la Universidad de Guerrero, para que después se visite al Atlético Cuernavaca, en el Centenario, por lo que se requiere de un gran esfuerzo para conocer si el conjunto tiene los alcances para estar en las finales o si se va a arrugar a la hora de enfrentar a los conjuntos fuertes, porque si se piensa en la liguilla, así o más difíciles estará la fiesta.

Por Ignacio Cortes Morales