TENERIFE, ESPAÑA.- La nadadora morelense, Patricia Valle Benítez, se encuentra en Tenerife, España, haciendo, previo a su participación en el certamen magno de los juegos Paralímpicos que se llevarán a cabo en Río de Janeiro, Brasil, en donde espera levantarse con, al menos, una medalla, en los 50 metros estilo de pecho, para lo cual está trabajando con la intención de bajar a menos de un minuto su tiempo, y, al menos, ya bajó del 1.03, que lo tenía como su mejor tiermpo0 y como barrera, pero ya en las pruebas y chequeos que se vivieron en Acapulco ya alcanzó el minuto, dos segundos y 29 centésimas.

Con lo que se tiene hasta ahora se alcanzan ya las finales de la Paralimpiada de Río de Janeiro, pero no es precisamente lo que busca Valle Benítez, sino terminar entre los primeros tres clasificados para subir al podio, para lo cual es indispensable que esté por debajo del minuto, lo que es la barrera que se tiene que vencer, y para ello se está trabajando en serio la nadadora morelense, que tuvo que irse a Querétaro, porque en Morelos las autoridades estatales no apoyan al deporte.

No será nada sencillo lograr en tan poco tiempo bajar los más de dos segundos que se necesitan para llegar al podio, pero Valle Benítez es de las deportivas que mejor hacen las cosas, que es de las que no se rinden, que pelea hasta el último suspiro y lo va a hacer, y como muestra se tiene que prácticamente saliendo de la operación que le hicieron, apenas saldado el trámite de la rehabilitación, se presentó en el mundial en Glasgow, Escocia, en donde conquistó los tiempos para estar en Río de Janeiro, y lo hará en un par de pruebas, en los 50 metros nado de pecho y en los 150 metros combinado individual, no así en los 50 metros nado de dorso.

Junto con ella se encuentra Fernando Gutiérrez Vélez, quien es el entrenador de Paty de toda la vida, y es el técnico del seleccionado nacional de personas con capacidades diferentes, en el rubro de la natación, y sus constantes triunfos le valieron el premio nacional del deporte hace varios años, y se mantiene.

Por Ignacio Cortés Morales