CUERNAVACA. El Chipitlán se coronó en el torneo de balompié de la liga Ricardo Calderón, en el estadio Miraval, al vencer 4-1 al Tlaltenango, con excelente arbitraje de Carlos Bernardo Ortega Brito, quien fue apoyado por David Díaz y Ramiro Campuzano, con un par de tarjetas amarillas, en un duelo en el que los dos escuadrones se dedicaron a hacer su trabajo, sin buscar hacer daño físico al rival, todo dentro de la línea deportiva, lo que casi siempre sucede con este silbante, quien sigue siendo uno de los mejores, imponiendo la línea de juego limpio, y cuando es necesario, vienen las amonestaciones y hasta las expulsiones, en caso de que sea necesario, todo por el bien del deporte, que es lo que se persigue dentro de este negocio que es el más popular.

El escuadrón de Chipitlán fue el mejor, por lo que se llevó el triunfo al son de 4-1, fue el que propuso la actividad, el que se fue al frente en busca de las anotaciones y el que dio en el blanco en cuatro ocasiones, siendo certero, preciso desde su línea de salida, con una defensiva sólida, bien armada, que no dejaba nada a la improvisación, sino que tuvo la coordinación adecuada, hizo el recorrido de líneas, y en la media cancha, el trabajo fue impecable, igual para recuperar los balones que amenazaban, que para enviarlos al frente en busca de un delantero que estuviera bien colocado, y adelante, cuando se tuvieron las ocasiones, vinieron los goles, cuatro, suficientes como para indicar que se tenía el dominio de las acciones, por lo que el conjunto caminó y se llevó el título de esta liga Ricardo Calderón que sigue siendo de las más populares que se tienen en la entidad, por eso se cuenta con más escuadrones que ninguna en las divisionales, igual las infantiles que las juveniles, pero siempre es necesario echar una revisada antes de que dé principio el siguiente evento, con la finalidad de que se promueva mucho más.

En cuanto al rival, el cuadro del Tlaltenenago, la verdad es que hizo su esfuerzo, se le tiene que reconocer, pero, desgraciadamente para su causa, las cosas no se dieron, no se tuvo la fuerza de otras ocasiones, en la defensiva se dejaron los espacios, no hubo la marca oportuna, ni las coberturas ni el recorrido de líneas, por lo que el rival llegó hasta verle el blanco de los ojos al guardameta para hacer cuatro anotaciones, muchas para lo que se puede esperar en una final, en donde siempre la lucha es más cerrada, pero no ahora, en donde los ganadores fueron dejando tierra de por medio, a medida que avanzaba el partido, por lo que todo terminó c0n la goleada al son de 4-1 y pudo ser más En la media cancha el cuadro del Tlaltenango tampoco funcionó, se cometieron muchos errores, hubo una serie de imprecisiones al momento de soltar el balón, por lo que en no pocas ocasiones dejaban a su defensiva en estado de indefensión, y el portero en las mismas condiciones, por lo que se terminó por dejar sólo a una escuadra sobre el terreno, y es que también la delantera fracasó, no tuvo la fuerza de otros momentos, porque sólo acertó en una ocasión, y fue para el tanto del honor, lo que no es suficiente como para ser competitivo, para buscar el título en una final, dejando que el escuadrón de Chipitlán terminara por llevarse la victoria a la hora de la verdad y con todos los honores, puesto que se hicieron mejor las cosas, se tuvo el gol, y la fuerza en la defensa.

Carlos Bernardo Ortega Brito sigue siendo un silbante de excelente condición física, es un hacedor de árbitros, predica con el ejemplo, y cada vez sale a la cancha con la total disposición de hacer las cosas cada vez mejor, cada vez con mayor disposición, lo que no se pierde cuando hay vocación, y el señor es de los que lo mismo se desempeña con los niños con todo el acierto, que lo hace con los jóvenes, con los veteranos y en la categoría libre, en el estadio Miraval que en otro escenario, y siempre con el don de mando, con la fuerza suficiente como para demostrar que se puede imponer la autoridad sin necesidad de la represión, que el orden se impone con la presencia y con la justicia, y cuando no dejan otro camino los propios futbolistas, entonces se tienen las tarjetas para que se dediquen los jóvenes al trabajo dentro de la cancha, es decir, a jugar fútbol.

Por Ignacio Cortés Morales